«C.D. EL VALLE RIDES AGAIN» por Enrique Vila (ALEVÍN FÚTBOL 8)

«C.D. EL VALLE RIDES AGAIN»

TECNOGOL 1 – EL VALLE 3

 

Pido disculpas por la sequía crónica en las idem. Esto de escribir y relatar momentos está íntimamente relacionado con el ánimo y, para qué engañarnos, andaba en sus horas más bajas, resultados aparte, por lo que en el campo hemos venido sufriendo las últimas tres jornadas.

La tónica era el adormecimiento general al comienzo y la queja, igualmente general, de que con diez minutos más de partido lo habríamos solucionado. Pero el tiempo no es elástico y moldeable a gusto y conveniencia y a él hay que adaptarse, no al revés. Este letargo inicial provocaba despistes en defensa, atoramiento en la media y nervios en la delantera y reaccionar con dos o tres goles en contra es tan valiente como arriesgado de cara al resultado. Resultado que, por otro lado, siempre es lo de menos mientras se compita con arrojo, empeño y honor. “El honor no elige sus batallas, los hombres sí y, mientras las libren con honor no hay nada que temer, ya que importa poco que sean ganadores o perdedores” (El Cruzado, Stephen J. Rivelle).

Así, nos faltaron esos diez minutos en la jornada novena frente al Plaza de Argel (3-2), frente al Barrio Obrero, jornada decimoprimera en que empatamos in extremis (2-2) y, en plena cresta de crisis, frente al séptimo clasificado (Celtic Elche D) a quien entonces sacábamos cinco puntos (1-4). La verdad fue que nos ganó con un juego rápido y efectivo ante el que opusimos somnolencia general, debilidad en defensa, individualismo en la media y flojera en la delantera. Con estos mimbres no me sentía capaz de hacer el cesto de la crónica. Ni el Mister estaba a gusto (el que menos), ni los niños salían contentos (objetivo principal del juego), ni la torcida disfrutaba así que, ¿por qué tenía que padecer doblemente el cronista e incrementar sufrimientos?. El único remedio era el olvido y la reparación, borrón y cuenta nueva.

Pero parece que pasó, que es historia (esperemos definitiva). Esta jornada, a primera hora de la mañana del domingo la sonrisa volvió a nuestra plantilla, a nuestro Mister, a la hinchada y, por supuesto, al cronista. Lejos de salir con las pestañas pegadas, los nuestros comenzaron enrabietados, intensos y dispuestos a romper la racha. Así, en el minuto uno (momento en que suelen bostezar y desperezarse), una magnífica jugada de equipo llevaba el balón a la banda izquierda, casi a la línea de corner y, al verse encerrado, el Zorro Aaaron retrasa a su lateral, convertido en carrilero; este al Mago Ignacio y el cuarto toque entre la defensa contraria al carrilero-lateral que se incorporaba al ataque. El Pequeño Gran Capitán (que ejercía como tal), mete la punta de la bota para batir al portero local entre el brazo y la axila. Minuto 1 (0-1). Qué gusto y placer da verlos jugar en equipo, apoyarse, cubrirse en las subidas, bajar en contras, formar como una centuria en testudo impenetrable a las órdenes del Centurión Juan Carolo.

Con un gol en la bolsa se juega mejor, no cabe duda, y vimos que no era un espejismo sino un cambio en las formas. Así, en el minuto 14, el Mago Bartual intenta irse de un contrario próximo a portería y casi cayendo cruza la pelota rasa del lado derecho al izquierdo haciendo inútil la estirada del meta (0-2). Mientras, los contrarios que no son cojos ni mucho menos, jugaron un futbol apreciable, con buenas salidas de balón e incorporaciones y ayudas, pero ahí estaban los dos centrales, Manu Tijeras y La Roca Alejandro par cortar e impedir su avance. Esta vez la defensa sí estuvo expeditiva y protegió la portería en la que tuvimos del gusto de ver, incorporado, al Muro Marcos perfectamente colocado y seguro.

Casi al minuto 25 nuevo truco del Mago Bartual en saque de corner, que botado a pie cambiado a portería, extrae de la chistera gol olímpico y sube el (0-3) con que nos vamos al descanso.

La segunda parte fue más deslucida en campo contrario y más laboriosa para defensas y portero. De medio campo para arriba no estuvimos efectivos aunque el Lince Nico también lo intentó sin tregua. Seguramente, el cansancio y las ganas de ganar limitaron la soltura y alegría con que circulaban en la primera. Así, la defensa de los centrales con la inestimable presencia adelantada de Jorge Cañadas (con su ya clásico atado de botas a minutos del final), destruyeron y despejaron el juego contrario. Tanto José, como Noah junto con el resto fueron un muro infranqueable hasta que un balón desafortunado se cuela en nuestra portería escapándose de las manos de del Muro Marcos por simple mala suerte.

En definitiva, el partido que necesitábamos para que los contrarios tengan claro que para ellos seguimos siendo El Valle, pero de las Sombras.

 

Enrique Vila

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